Estamos en una etapa en la que la digitalización esta experimentando una aceleración exponencial. No dejamos de recibir y ver noticias en los que la innovación tecnología es el eje conductor, y es que, efectivamente estamos en la era digital y se puede llegar a creer que hay que transformarse o desaparecer.
En esta situación, lo que debemos preguntarnos es como podemos manejar las posibilidades que estas tecnologías nos ofrecen para conseguir que nuestros objetivos sean más eficientes y eficaces, es decir esta digitalización es el camino con el que construiremos un pilar fundamental para la evolución de nuestra empresa, consiguiendo la excelencia. Por tanto, hagámonos las siguientes preguntas ¿tiene sentido empezar a digitalizar, por ejemplo, procesos ineficientes, o en vías de extinción? ¿No es más fácil optimizar los procesos y enfocar los objetivos de manera clara antes de plantear una transformación, sea esta digital o no?. . Parece que sin digitalización no hay más posibilidades de progreso, sin digitalización no somos nadie, y que ya se va tarde, así que hay que empezar a digitalizar, da igual el qué y a toda velocidad.
Es decir la digitalización está afectando a los procesos productivos y a los sistemas de gestión, aquí es donde el Lean toma protagonismo, y es que conociendo los procesos de esta metodología podremos enfrentarnos a los retos que estos cambios suponen.
Es imposible que solo con la tecnología resolvamos la ecuación, deberemos depurar los procesos, sensibilizar y formar a las personas, analizando los procesos para adaptarlos de forma que nos permitan la reducción de los costes reales, generando valor y resolviendo problemas.
La volatilidad y la incertidumbre de un futuro cambiante, ambiguo y acelerarlo hacia una versión superior y desconocida, nos lleva a plantear como pareja indisociable a la tecnología y el Lean para poder alcanzarlo, controlarlo y aprovechar sus miles de nuevas oportunidades gracias a la tecnología y el Lean. Pareja indisociable, se mire como se mire.
Bienvenidos a la nueva realidad. El poder positivo del cambio
BEATRIZ RODRÍGUEZ PEINADO