30 de julio de 2020

Casas prefabricadas: ¿en auge tras el golpe del coronavirus?

La industrialización en arquitectura es una opción que está tomando una relevancia cada vez mayor. Sin embargo, la tendencia de compra de casas prefabricadas ha ido creciendo paso a paso y muy despacito en un país como el nuestro donde todavía hace falta un cambio de mentalidad.

Y es que a pesar de contar con innumerables ventajas para el comprador y para el constructor, no convence a todos y es necesario un esfuerzo por parte de las administraciones, las constructoras, las promotoras y el cliente final.

4 falsos mitos sobre las casas prefabricadas

• No son seguras: este falso mito derivado de las primeras construcciones industrializadas aún sigue haciendo mucho daño a dicha alternativa. Una vivienda prefabricada está construida con licencias y estándares de seguridad como los de una vivienda al uso.
• Son feas: las casas prefabricadas no son bloques de hormigón. De hecho, la mayor parte de las empresas dedicadas a su diseño y construcción trabajan por elaborarlas con elementos que recuerdan a la naturaleza y con un estilo muy actual y sobrio.
• No tienen buenos materiales: como en la vivienda al uso, existen muchos tipos de viviendas prefabricadas. Las hay construidas con mejores materiales o con otros de una calidad inferior. pero el hecho de ser prefabricada no impacta directamente sobre la calidad de la vivienda.
• No necesitan mantenimiento: muy ligado a lo anterior, normalmente se dice que las casas prefabricadas no necesitan tanto mantenimiento como sus contrarias, pero no es cierto. Precisamente no lo es por la calidad de sus materiales. Aquellas que usan para su construcción derivados del plástico, serán las que menos mantenimiento necesitan. Pero no suele ser el caso.

¿Cuál es el papel del BIM en la industrialización?

El primer paso para la industrialización es un cambio de mentalidad. Así lo comentábamos en otro de nuestros post donde poníamos en valor la posibilidad de industrializar con BIM.

El siguiente paso tras el impulso del sector a la industrialización de la construcción, es la posibilidad de interconectar nodos en los proyectos y configurar una metodología de colaboración que aglutine toda la información en un mismo canal siendo esta actualizada de forma constante y en tiempo real.

Precisamente eso se consigue con la metodología BIM, enorme aliado del proceso de industrialización de la construcción y que, siendo capaz de crear un gemelo digital de cada proyecto, trabaja sobre datos reduciendo los plazos.

La pandemia como acelerador de la compra de vivienda prefabricada

Los dueños de mascotas no han sido los únicos envidiados durante esas pesadas semanas de “encierro” provocado por el coronavirus. Esta pandemia también nos ha hecho ver las ventajas de otras muchas cosas.

¿Quién no ha pensado durante la cuarentena: “si tuviera una segunda residencia en el campo, esto del confinamiento hubiera sido más llevadero”?

Además del foco puesto en las segundas residencias, a los que vivimos en las grandes ciudades se nos ha despertado el interés por las zonas rurales y la tranquilidad. De hecho, muy posiblemente la eliminación del trasiego habitual de nuestras ciudades nos ha devuelto la paz que necesitábamos.

Sin embargo, al tenerla tan cerca, muchos se han dado cuenta de que realmente eso es lo que quieren: vivir en la periferia, disfrutar de la naturaleza o incluso emanciparse de una forma más económica.

Por llevarlo un poco más al extremo, imagínate que quieres una casa enfocada en la salud, la desinfección y la seguridad para evitar situaciones como la que hemos vivido. Eso es posible gracias a la prefabricación y ejemplo de ello es todo el trabajo del estudio de arquitectura de Sergio Baragaño, que en declaraciones a El País, ha comentado que está “trabajando ya en los primeros pedidos de la vivienda prefabricada postcovid”.

Esta vivienda, denominada room2030, es en realidad una habitación modular tecnológica pensada para hoteles, residencias de estudiantes y de la tercera edad, extrapolada ahora a las casas.

En cuanto a la evolución de la idea, ya es posible palparla en la plaza del Centro Oscar Niemeyer de Avilés. Mide 50 metros cuadrados y “está despertando muchísimo interés por la tecnología que incorpora y por la rapidez de fabricación”.